Bailar para conocer el camino de la vida

"Quien no baila desconoce el camino de la vida" Maestro Rodolfo Muzquiz Fuentes

"Quien no baila, desconoce el camino de la vida" Rodolfo Muzquiz, en la foto con mi guapa cuñada.

Quien tiene talento para bailar, ha recibido un don excepcional, el poder conectar de manera no verbal con su público, pareja o grupo.


Cuando estudiaba la primaria quise al grupo de danza regional de mi colegio, por 3 creencias: 
  1. Era una actividad que, según yo, no requería esfuerzo físico, es decir, no lo podría comparar con basketball, futbol o boleybol, esperando que no saliera de mi cuerpo ni una gota de sudor.
  2. Había visto el vestuario que se utilizaba, le prestaba atención al vestuario de la polka, que correspondía a mi tendencia: minifalda  roja aterciopelada, con blusa de cuadros, chaleco y el hecho de que a mi corta edad tuviese un pretexto para pintarme era ideal.
  3. El sonido unisono de zapateado que los bailarines ejecutaban me llamaba la atención, el hecho de que todos se viesen iguales iba muy de acuerdo con mi razonamiento matemático: hay paralelismo, seguimiento de líneas, el movimiento es de acuerdo a la música que se escucha, es decir, no existiría cabida para algún error.

Al practicarlo durante los siguientes años, nunca me di cuenta de que, más allá de lo que yo hubiese previsto, estaba practicando una actividad de comunicación no verbal, es decir, que con cada movimiento que realizaba tendría un significado: la falda corta enseñaba un poco más de  mi cuerpo, la sonrisa sugería alegría, el color rojo y la manera del peinado sugerían deseo y lujuría, concretamente, es un llamado al apareamiento tal y como lo hacen los animales.

Cada cuadro contaba alguna historia... simbolismos... movimientos...

Dentro del compendio de danzas regionales en nuestro país existen incluso danzas propias de rituales, como la danza del venado, la cual es celebrada religiosamente por los indígenas de Sonora y Sinaloa, y hace una dramatización de una caza, el sufrimiento y por lo que pasa el animal. Es tan importante para su cultura, que miembros de cierta tribu predestinan el personaje a un linaje familiar y depende de tu familia si eres o no elegido para representar el baile. No solamente es la tuza, los cuernos, los tambores, el espacio, es lo que simboliza, lo que transmite, el llamado a visualizar una actividad como algo sagrado.



Un baile puede decirnos tanto en tan poco tiempo... es la invitación a la acción.

Pero ¿qué tan importante es actualmente la danza para nuestra cultura?

Hace unos años tuve la fortuna de acompañar a mi cuñada a una presentación en Pajapita, San Marcos, Guatemala con el grupo de danza folklorica "Flor del Valle". Presentaron Hidalgo, Ags, Nuevo León, Jalisco y Sinaloa, acompañados de la compañía de música Indígena del Valle del Mezquital.



El estar en otro país, hizo que la nostalgia se apoderar de nosotros. La identidad como mexicanos al escuchar el vigor del zapateado, el típico grito invitación al espectador a unirse a la celebración, los colores de los vestidos que resaltaban sobre el polvo, fachadas despintadas y en un inicio, apatía general.

La experiencia de estar tras cortinas me dio definitivamente otra visión, porque hay detalles, que son tan obvios porque siempre han estado allí, minúsculos en comparación con su importancia: los accesorios.
Desde las trenzas, el tipo de tela que lleva cada vestuario, la forma de los aretes, si lleva o no collares, es decir, si es un baile en el que se hace alusión a un status social superior!... 

El sentimiento que provocó el escuchar a un niño extranjero decir: "Mami, dónde queda Veracruz? Yo quiero ir allí!" y a un adolescente preguntar a su padre "Aquí no hay algo así? Nosotros no hacemos algo similar?" es de orgullo, de amor por nuestro México, por lo que transmitimos con la danza, con el cuerpo, con nuestros valores y principios.

Y aunque se practican bailes "regionales" como una actividad extracurricular en la escuela, y aunque puedo asegurar que la mayoría de los mexicanos nos sabemos un paso típico, resulta poco probable que en una reunión familiar se ponga el huapango, jarabe tapatío o música de viento y se empiece a bailar. Nos identificamos, pero ¿por qué no lo expresamos? es acaso inseguridad o pena la razón por la cual sabemos más de salsa cubana que del baile típico de Nuevo León. Practicamos más reggaetón, pero vemos el jarabe tapatío sonrojados porque pareciera que se van a dar un beso al levantar el sombrero. Incluso escuchamos Banda y Mariachi en fiestas patrias y nos sentimos orgullosos y patrióticos, pero en Octubre lavamos la ropa con Metal!

Te invito a que animes a tu familia a escuchar nuestra música, que tus sobrinos e hijos conozcan el significado de cada movimiento, de cada expresión, de cada vestuario, que generes pasión por México, porque solo así, podremos darle el valor que realmente tiene a nuestras raíces, nuestra cultura y nuestro suelo.

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